Qué son los ETFs y cómo funcionan

Estos ETF compran directamente los activos que componen el índice que siguen. Por ejemplo, un ETF que sigue al S&P 500 comprará todas las acciones del S&P 500 en las proporciones exactas del índice. Los ETFs de réplica física son ideales para inversores que buscan una representación exacta del índice sin complicaciones adicionales. Suelen tener una baja diferencia entre el rendimiento del ETF y el índice subyacente, lo que se conoce como tracking error. Sin embargo, pueden tener mayores costes de transacción y gestión si el índice es amplio o diversificado, ya que requieren comprar y mantener todos los activos del índice.
 

 En lugar de comprar todos los activos del índice, estos ETFs compran una muestra representativa de los activos. Esto reduce costes y simplifica la gestión. Los ETFs de réplica por muestreo son adecuados para índices grandes y complejos donde la compra de todos los activos sería costosa o poco práctica. No obstante, el rendimiento puede tener una ligera desviación respecto al índice completo.

 Invierten en bonos del estado y otros instrumentos de deuda. Son ideales para quienes buscan ingresos estables y menor volatilidad. Su rentabilidad, igual que su riesgo, es menor que en los ETFs de réplica física.
 

Se especializan en sectores específicos de la economía, como tecnología, salud o energía. Suelen hacerlo a través de índices específicamente elaborados para reflejar lo que ocurre en un determinado sector. Estos permiten a los inversores centrarse en megatendencias o en áreas particulares de crecimiento dentro del mercado.                                                                                                          

Se enfocan en regiones, países o todo un continente y ayudan a diversificar geográficamente la cartera de inversiones. Así, puede hablarse de ETF regionales, nacionales e incluso globales. Los inversores deben estar atentos a los riesgos asociados con cada región, como la inestabilidad política o económica.
 

Invierten en commodities como oro, plata, petróleo, productos agrícolas, entre otros. Son utilizados para diversificar y protegerse contra la inflación. Es importante tener en cuenta que estos ETFs pueden ser volátiles y sus precios pueden verse afectados por factores como la oferta y demanda global, condiciones climáticas, o cambios en políticas gubernamentales.

Igual que en un fondo de inversión al uso, los ETF deben decidir qué hacer con los dividendos que reciben, si reinvertirlos o distribuirlos. En los ETFs de acumulación, los dividendos o ingresos generados por los activos subyacentes se reinvierten automáticamente en el fondo, aumentando su valor. Son ideales para inversores que buscan maximizar el crecimiento del capital a largo plazo. Al reinvertir los dividendos, se puede beneficiar del interés compuesto, lo que puede llevar a una apreciación más rápida del valor del ETF con el tiempo. Este tipo de ETF es especialmente adecuado para quienes no necesitan ingresos inmediatos y prefieren que sus inversiones crezcan de manera continua. 
En cambio, en los ETFs de distribución, como su nombre indica, se distribuyen los dividendos o ingresos generados por los activos subyacentes a los inversores, proporcionándoles un flujo de ingresos. Son apropiados para inversores que buscan ingresos periódicos y desean una fuente de efectivo.  Es importante tener en cuenta que los pagos de dividendos pueden variar y no están garantizados.

En lugar de poseer los activos subyacentes, estos ETFs utilizan derivados financieros para replicar el rendimiento del índice. Son útiles cuando es difícil o costoso adquirir los activos del índice. Los ETFs de réplica sintética pueden ser una buena opción para acceder a índices o mercados en los que es difícil o caro invertir directamente. Utilizan contratos financieros, como swaps, para obtener el rendimiento del índice deseado. Sin embargo, presentan el riesgo de contraparte, ya que dependen de las entidades con las que se negocian estos derivados. También pueden tener costos asociados con estos contratos que deben ser considerados.

Los ETFs apalancados utilizan deuda o instrumentos derivados para amplificar el rendimiento del índice subyacente, buscando multiplicar las ganancias (o pérdidas) por un factor de 2x, 3x, etc. Son más arriesgados y suelen ser utilizados por inversores con estrategias a corto plazo.         Permiten a los traders obtener grandes rendimientos y operar con una amplia gama de activos, e incluso beneficiarse en mercados a la baja mediante ETFs inversos, además de usarlos para cobertura. Sin embargo, no son adecuados para inversiones a largo plazo ya que pueden desviarse del índice que siguen con el tiempo. Además, suelen tener comisiones más altas y pueden resultar en pérdidas significativas y difíciles de recuperar. Algunos también tienen bajo volumen de negociación, complicando la compra o venta de acciones.